domingo, 27 de diciembre de 2009

La vuelta del Gandul…


Después de siete años sin izar velas, quieto, detenido en el tiempo y el espacio, bloqueado, ¿como yo?… durante los cinco primeros acumulando problemas que costarían mucho arreglar… el barco volvió a vivir.


Con alegría subieron sus velas; con pereza, sus rodas abrieron mar… con emoción lo sentí moverse, sacudirse la modorra y avanzar… ESTÁBAMOS VIVOS, mi barco y yo.

Una breve navegada, que sin embargo significa mucho, y aquí estamos, él y yo, mirándonos a la cara, como presintiendo que los tiempos por venir nos verán de nuevo juntos, milla tras milla, navegando, navegando sin parar, hasta donde acaben, el mundo o el viento.